La dama malvada necesita un tirano
Besé los labios del hombre que era conocido como un tirano, lo hice frente a mi prima Arinel, que me había quitado todo. ―¿Porqué me besaste? ―Mi prima te ama. ―¿Es eso así? Sus brazos estaban envueltos alrededor de mi cintura, la brecha entre los dos se hizo cada vez más pequeña y una cruel sonrisa se formó en sus labios. ―Abre la boca, si vas a hacerlo, tienes que hacerlo bien. Miré su rostro, sentí que mi corazón latía violentamente y vi a Arinel parada allí, con los ojos fijos en los dos, tomaste mi vida pasada, y ahora es mi turno de tomar la tuya. ―Si corres, te mataré. Y ahí fue cuando lo besé profundamente.